La encuesta se realizó en base a 310 casos válidos compuestos por personas mayores de 65 años (hombres y mujeres), residentes en más de 90 barrios de la ciudad de Córdoba.
Este estudio buscó conocer algunas características, dificultades y desafíos en torno a la accesibilidad de los derechos de personas mayores durante el segundo año de la pandemia, tomando como dimensiones de análisis la conectividad y manejo de los recursos tecnológicos, ingresos económicos, acceso a la salud, entre otros.
Los mayores y el acceso al mundo digital
Al indagar sobre el acceso al mundo digital, el 57,6% posee conexión domiciliaria de internet y por otra parte el 54,6% cuenta con telefonía fija. En el caso de la televisión por cable, el 70,5% de los encuestados accede, siendo una amplia mayoría. Los servicios de telefonía y/o internet están presentes solo en la mitad de los hogares dónde viven las personas mayores.
Otro de los datos relevantes indican que quienes se encuentran entre los 65 y 69 años, se destacan por el mayor manejo de las distintas operaciones, aunque se observó que a mayor edad de las personas, disminuyen las posibilidades de manejo de la tecnología digital. El uso de Whatsapp aparece como la función tecnológica más usada en la franja etaria comprendida.
En cuanto a las operaciones tecnológicas más utilizadas, los adultos mayores encuestados, se comunican e interactúan con otros a través de mensajes, llamadas o videollamadas, sin embargo resulta más limitada la realización de otro tipo de actividades como trámites digitales, compras online, gestiones bancarias, etc. A medida que estas operaciones comienzan a complejizarse, las posibilidades de desarrollarlas y/o resolverlas disminuyen y 6 de cada 10 personas encuestadas cuentan con la ayuda de un familiar adulto para realizar estas prácticas.
En esta línea, también se indagó sobre los intentos de engaños virtuales que esta población recibió durante la pandemia. Ante esta consulta, 2 de cada 10 personas mayores recibieron intentos de engaños virtuales en el último año y medio, lo que vuelve a esta población particularmente vulnerable.
Ingresos
La variable económica arroja que el 84.8 % de las personas encuestadas reconocieron a la jubilación como su principal fuente de ingreso. Sin embargo, un 9,6% expresó que su economía depende principalmente de los ingresos que les proporciona el trabajo que realizan. El 65,6% percibe que sus ingresos son insuficientes para afrontar su economía cotidiana.
Al consultar sobre las principales dificultades que se le presentaron durante la pandemia en relación a ingresos y trabajo, se destacó la falta de movilidad para transportarse y la pérdida o dificultad para trabajar.
Salud
Con respecto al acceso a la salud, particularmente la cobertura de esta , el 96% de las y los encuestados afirmó tener obra social, garantizada mayormente a través de Pami (65,6%). Solo el 4% refirió no tener cobertura médica a través de una obra social por trabajo, jubilación o prepaga. Más de la mitad manifestó tener una enfermedad y tomar alguna medicación, y reconocieron no haber tenido dificultades para adquirirla en este último tiempo.
Durante la pandemia, 2 de cada 10 personas requirió de atención médica y la mitad de los que requirieron esa atención, reconoció haber tenido alguna dificultad para acceder a la misma. Los obstáculos encontrados se relacionaron principalmente con el acceso a la atención, las restricciones de circulación, la virtualidad, el desconocimiento sobre dónde recurrir, entre otros.
En referencia a la vacunación, más de la mitad recibió ayuda de un familiar o un amigo para realizar el trámite de inscripción. Asimismo, 5 de cada 10 personas se vacunaron con dos dosis, mientras que 4 de cada 10 manifestaron haber recibido solo una.
Vida personal y social
Sobre el impacto de la pandemia en la vida personal y social de las personas mayores, 9 de cada 10 manifestaron atravesar dificultades, que van desde la ausencia de los vínculos familiares y amistades, el impedimento de realizar actividades recreativas, la atención de la salud hasta la dificultad para realizar actividades laborales. Las emociones predominantes que las personas mayores refirieron tener son mayormente negativas, como angustia y/o frustración y miedo o temor. Aún ante estas situaciones, la mayoría de las personas encuestadas expresaron deseos como viajar, pasear y reencontrarse con familiares y amigos.